Vuelve el macho alfa
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Vuelve el macho alfa

Vuelve el macho alfa

Lo del sábado pasado dista mucho del discreto recibimiento que Podemos le organizó a Irene Montero tras volver de su maternidad. De los aplausos en un acto de segunda fila, hemos pasado a la proclamación de la llegada de El Mesías, con cuadro inmortalizador incluido, pero versión pop moderna, llámese cartel al estilo de estrella de rock en un concierto. Y eso que la razón de la ausencia de Montero es mucho más heroica que la del macho dominante, puesto que él se ha limitado a cuidar lo que ha parido otra persona.

Un periodo, por cierto, en el que lo único que se puede constatar es que Pablo Iglesias no iba al Congreso, pero tenía tiempo para reunirse con Pedro Sánchez y negociar los Presupuestos Generales del Estado con políticos en la cárcel, entre otras cosas menores.

Vuelve Pablo Iglesias. Y vuelve con un discurso teatralizado que suena a las bandas de rock que tienen que tirar de los clásicos, o versionearse a sí mismos, porque los nuevos temas no le interesan a nadie. Un vulgar refrito, la verdad. Un discurso sacado de El Rincón de El Vago, en el que se nota el corta-pega apresurado de proclamas pasadas y exageraciones nuevas para contentar a los fieles… pero que, en realidad, son frases huecas.

El del sábado, y los bises que va ofreciendo en las entrevistas de La Sexta o Tele Cinco, entre otras, no se sale del guión revival muy similar en las formas –que no en el fondo- al que emanó del 15-M y que le sirvió para alcanzar 5 millones de votos y 70 diputados. Incluso, se eligió la misma plaza, pero ya nada es lo mismo.

Vuelve el hombre. El único capaz de sentar uno a uno en una silla a los que dominan el país y decirles que se han acabado sus privilegios, Montero dixit. Y es que Pablo es un macho alfa. El único, a juicio de sus groupies. El resto son –somos- machos beta. Sometidos por el poder fáctico de los ricos y poderosos que controlan el capital y los medios de comunicación. Sodomizados, incluso, atendiendo al lenguaje pirotécnico y florido que exhibe el líder mesiánico antes sus acólitos.

Ha vuelto, aunque en realidad nunca se marchó. Él, que anuncia que el próximo líder de Podemos será una mujer. Eso sí, ahora no. Ahora, sólo el macho salvador puede enderezar el rumbo de la formación que él mismo ha retorcido con decisiones absolutistas. Sin tener en cuenta que hay unas presuntas primarias en el que los votantes algo tendrán que decir. O, simplemente, seguirán las limpiezas étnicas hasta que los números cuadren con el parecer de la dirección del partido.

Y lo cierto es que la fuerza de Pablo Iglesias actualmente sólo se cuantifica por un método muy voluble: las redes sociales. El secretario general de Podemos es el candidato a la Presidencia del Gobierno que cuenta con mayor número de seguidores en Twitter y en Facebook, mientras que Instagram –la red social más femenina, según las estadísticas- se rinde al presidente de Vox, Santiago Abascal. El que cabalga por la estepa a lomos de un corcel, cual Mel Gibson en Braveheart.

Iglesias es el candidato que concentra más público, con 2,26 millones de adeptos en Twitter, frente a los 1,36 millones que siguen a su partido en la misma red. Parece que el macho alfa está de moda. Lo curioso es que, en las tres redes sociales, el segundo puesto es para el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. El yerno perfecto tira un poco menos, será porque busca otro público o porque sólo tiene que esperar a que se despedacen los alfa. En realidad, como en Los Inmortales, sólo puede quedar uno.

Quedan 5 semanas, hay tiempo para reconducir el proyecto. Y si la bilis no le puede, Pablo Iglesias y Santiago Abascal pueden ayudar a un beta –Pedro Sánchez- a conseguir la Presidencia del Gobierno. Pero del tan famoso sorpasso de la izquierda, mejor ni hablamos.